¿Quién no se ha pensando alguna vez en los zapatos de un político? bueno, por la mera curiosidad de conocer cómo es lidiar desde las alturas con la cotidianeidad, las muestras de afecto, la estima en que los ciudadanos te tienen, la capacidad de resolver cualquier pregunta de manera sólida, estratégica y verosímil.
Y después de imaginarse, despotricar contra lo peor del medio, revelar el basurero de la democracia, analizarlo hasta vomitar.
Pues, si alguien ha pasado por la política sin ser un troglodita, un fatuo personaje más de ese nido de ratas, ese es Slavoj Žižek, uno de los pocos pensadores inclementes que le quedan a la humanidad, pero que, como suele suceder con las personas que tienen una percepción mejor nutrida del mundo, pocos escuchan y muchos menos reflexionan lo que Slavoj dice.
Contundente, brutal, paranoico, sincero y hostil, son algunas palabras que se me vienen a la mente para dibujar un borrador de las impresiones que me ha provocado.
Me pregunto si traerá consigo una arma biológica
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SE VALE COTORREAR