jueves, 7 de marzo de 2013

OPORTUNIDADES DE CARRERA

NOTA: de nuevo hice una lista para acompañar la lectura. Se vale escucharla.

Estaba buscando estadísticas sobre elecciones de carrera, y me encontré, de acuerdo con el Censo de Población y Vivienda del 2010, que 6 de cada 100 hombres y 8 de cada 100 mujeres de 15 años y más no saben leer ni escribir.  

Otro sector considerable de la población, pasa de una u otra forma por la instrucción académica. Algunos no llegan hasta los últimos niveles. Otros fueron, mas no  parece, y una diminuta fracción hasta lo disfruta. Elegir una carrera es una actividad digna del saber hacer:  en orden jerárquico, primero hay que investigar en qué  están dispuestos a invertir  apoyarnos los padres para su nuestro futuro, no vaya a ser la de malas y consideremos  el infortunio de estudiar Filosofía, Comunicación o peor tantito, Arte. 




Una vez que eliges la disciplina que te proporcionará la lana el conocimiento para sobre vivir, lo demás viene por inercia. Pero antes de iniciar con el ritual universitario, hay que estudiar el proceso completo.


Uno comienza los estudios más o menos a los tres o cuatro años de edad. A muchos los abandonan    inician en maternal. Todavía  te tropiezas como vaquilla recién nacida,  algunos siguen en la etapa gutural,  otros no saben ni pronunciar su nombre,  sin embargo, no son motivos suficientes para que nuestros afligidos, aunque estoicos padres nos empujen a dar los primeros pasos en la senda académica (y pobrecitos, con su intenso dolor,  pasan  el resto de sus mañanas en santa paz).

El kínder ni lo sientes. Bueno, es lo que me han dicho, porque sufrí de aferramiento  cada una de las primeras clases en los tres que me inscribieron (por diversas causas que se desvían de nuestro tema central, aunque si lo pienso bien, explicarían algunos puntos).  Sentía un miedo horrible: no conocía a nadie, mi mamá se alejaba entre la risa que le causaba que yo fuera tan chillón. Además me obligaban a repetir temas que ella ya me había enseñado en la casa. 

Ejemplo de aferramiento


Cuando avanzas a la primaria, encuentras lo mismo, pero corregido y aumentado: los que no saben escribir, los que vomitan la leche por la nariz, los que ya no llevan pañal pero siguen necesitándolo, los precoces que besan a las niñas, las aplicadas que no hacen más que señalar tu déficit de atención con sus constantes participaciones, los que te acusan con la maestra por salirte del salón, los amantes del alimento ajeno y finalmente, hacen su aparición triunfal los lambiscones, que dicho de otro modo, son los que comienzan desde el principio con su verdadera vocación. De este periodo recuerdo que todos mis libros de texto gratuitos incluían una pintura en la portada.


 Pasaba parte de la mañana sin abrirlos, nomás miraba las tapas, preguntándome qué chingados hacía un códice mesoamericano (una pinche piedra tallada decía en aquel entonces) en mi libro de matemáticas. A pesar de mi no diagnosticado déficit de atención, me las arreglé para terminar la primaria como un alumno promedio en toda la extensión de la palabra: mediocre. Las maestras me imagino que no podían tener altos índices de alumnos reprobados, y por lo tanto,  los chivos expiatorios eran compañeros en condiciones peores que las mías, aunque todavía fui partícipe del tradicional método didáctico levantamiento de pabellón auricular y su otra modalidad: de patilla

Afortunadamente, el personal docente ya la pensaba dos veces antes de utilizar la violencia como ejercicio de reforzamiento en la población estudiantil. 

En la secundaria quieren tratarte como adulto aunque sea la etapa donde más confundido empiezas a sentirte.  Cabe decir que algunos hasta se olvidan de la confusión  y siguen caminando como gallinas sin cabeza.


 ejemplos de alumnos modelo.

El maestro de Música sólo morboseaba enseñaba a las alumnas,  y los hombres, como perros de carnicería. Ibas a los laboratorios a hervir agua porque el resto de los componentes químicos (mera suposición) salían muy caros y podían gastarse.  En tres años, no recuerdo una sola clase en que se hiciera mención del arte, un esbozo, un error.

Después, en  la preparatoria, entré a una escuela privada. Me atrevo a decir que aprendí diversos artes menores, como el arte de la dipsomanía. En los últimos cuatrimestres, llevé Historia del Arte y he de ser sincero, aprendí lo básico, pero por lo menos ya platicaba de ese asunto que tanto alboroto me causaba.

Nunca pensé en estudiar  Arte como carrera. Me gustaban un montón de materias como Física (si le sabía), Filosofía (no le sabía), Economía (le sabía aun menos), además de Comunicación (no sabe, no contesta). En una reunión familiar, se me ocurrió decir que estudiaría Filosofía o Comunicación. 

- ¡Uy, no!
- Te vas a morir de hambre.
- Eso déjalo para cuando ya que tengas un trabajo estable.
- Primero aprende a escribir.
- No sabes ni tender la cama...

Los padres y las personas en general, no tienen reparos para pensar en términos de productividad y beneficio. Hoy, durante la comida,  le pregunté a mi madre: ¿qué preferirías que hubiese sido?

A) futbolista



















B) doctor











Eligió la B. Después le pregunté entre doctor y político y escogió al político (pero del PAN).



Ya no me atreví a preguntarle sobre estudiar arte. El mismo patrón de pensamiento lo veo repetido en mi familia: todos mis primos, sobrinos hombres, ingenieros.  Si ya soy la oveja negra por estudiar una ciencia social, no quiero imaginarme si hubiera estudiado arte. Algunos todavía me dicen:

- Ay mano, hubieras estudiado Economía.

Amigos míos que entraron a la universidad, escogieron las licenciaturas que odiaban menos. No hubo de otra... pa' adela porque no hay reversa...  reza uno de los tantos dichos al respecto. Las oportunidades son tan reducidas y el cupo es a cuenta gotas. Sin futuro para ti. Me gustaría ver a los profesores que elaboran los examenes de admisión, presentar sus propias pruebas.  

Si desde el principio nos dicen que lo primero que debemos evitar es el hambre, elegir una profesión parece muy fácil, si no fuera por lo que realmente deseamos estudiar. Lo anterior casi no tiene relación con accidentes, estrés, crisis económicas, asesinatos, suicidos,   tumores...

2 comentarios:

  1. Como diría mi querida Teresa Margolles; hay promesas que nos hace la sociedad y no se cumplen,estudiar una licenciatura no te va a "hacer alguien en la vida".

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  2. Dios tiene un retorcido sentido del humor

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SE VALE COTORREAR