jueves, 14 de febrero de 2013

GÉNESIS


Para hablar sobre arte,  hay que ser capaz de asombrarse de la vida, todo el tiempo.  Al menos eso es lo que pienso. 
Existen múltiples concepciones  de lo que sí es  arte y muy pocas para lo que no es. Resulta abrumadora la cantidad de teóricos y entusiastas que se sumergen en estas profundas aguas  que han ahogado a más de uno. Las nociones de arte elaboradas por los eruditos en materia  son  tan complejas, que avanzar sobre ese camino  sería como repetir el error de aquellos que, como se suele decir, murieron por la patria o lo que es lo mismo: aquellos a los que agradezco la valentía de intentarlo.

Si el arte no está ligado estrechamente a la vida, entonces debe ser otra cosa. Tal vez  un sustantivo desconocido por el hombre instruido, una acción del hombre aún sin identidad. Podría resultar obvio imaginar al arte como medio de expresión humana determinado por una época, lugar,   personalidad y estado de ánimo individual o colectivo... definición muy primitiva y más bien precaria. También he pensado al arte como un intento representativo de nuestros sentidos para explicarnos el mundo que percibimos a través de ellos. ¿Hasta qué punto las nociones que cada persona posee sobre el arte, revelan su compresión?

Hace un par de años, la obra de un canadiense llamado Marshall McLuhan apareció en mi vida como un relámpago. Aunque me llevó hacia otros torbellinos mentales (uno de los cuales se llama tesis), su aportación acerca del arte como antimedio o antiambiente, me rescató de las tinieblas en las que vivía. Para los que no están familiarizados con su obra, McLuhan decía que todos los medios del hombre (incluidos el dinero, la televisión o la radio) son extensiones de nuestros sentidos u órganos corporales en forma de tecnología y que los artistas son los únicos que están conscientes de los cambios que estos provocan en la vida del ser humano. Artistas, cuyos sentidos están despiertos,  son los primeros en alertarnos, aunque no siempre estemos dispuestos a escucharlos. Si los medios crean ambientes, los artistas elaboran antiambientes que nos auxilian en nuestra empresa por comprender el mundo en que vivimos, a través de los sentidos.

Las preguntas son: ¿qué hace artista a una persona? ¿cómo podemos identificarla?
No son cuestiones que puedan responderse con definiciones llanas ni en quince minutos. El proceso puede ser tan abstracto, que el lenguaje resulta impreciso e insuficiente en esta tarea.

Una de las acciones más comunes entre los universitarios es acudir a las exposiciones de arte en los museos. ¿Por qué ocurre esto? ¿Todavía puede instruir un museo en los tiempos de la televisión?  Por si fuera poco, ahora existe dentro de ellos un fenómeno muy extraño llamado curaduría con sus respectivos curadores. Hasta hace poco tiempo, pensaba que una obra de arte se explicaba a sí misma o por lo menos el único capaz de hacerlo era su autor.  Vivimos en tiempos muy complejos donde la evolución del arte parece invisible y algunos han llegado al extremo de decir que está enfermo.

 

Si a todo lo anterior le añadimos  individuos que, por falta de talento o exceso de tiempo libre, deciden denominar, certificarse como críticos, curadores, especialistas de arte, (algunos hasta  conquistaron las universidades, crearon maestrías y doctorados en su nombre),  la imagen mental resultante no parece muy prometedora. Gracias a dios que no es mi intención prometer nada, excepto dedicarle un espacio a esos sujetos capaces de interferir voluntaria o involuntariamente con el arte.

Considero que  los artistas tienen (indirectamente) una función muy importante para las sociedades. En la época contemporánea, las personas no valoran adecuadamente la enorme carga que significa revelarnos la realidad, los problemas, logros y situaciones que la construyen. La vida simultánea  que nos presentan es tan  profunda y abrumadora, que nos refugiamos en trabajos y pasatiempos que nos excusan de nuestras responsabilidades no como ciudadanos ni familiares, sino como seres.

La intención de este blog es compartir de manera cotidiana mis acercamientos y reflexiones sobre arte, cómo altera mi vida  y hasta qué punto sirve para denunciar la realidad sensorial controlada por las fuerzas mediáticas, sociales, psicológicas y fisiológicas.

Sirva  la canción de Radiohead, Go to Sleep,  como puente para la próxima entrada:  El arte como denuncia.


1 comentario:

  1. Algunos artistas son unos genios, otros unos farsantes, ¡lo interesante es descubrir cuales nos quieren tomar el pelo! (No se vale citar a Avelina más de una vez)

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